Todos los días de nuestra existencia debemos tomar decisiones, unas asertivas, otras no; lo importante es que somos los únicos responsables de nuestro éxito o fracaso; por consiguiente, también, nos convertimos en jueces y críticos en diferentes escenarios del acontecer nacional e internacional, incluyendo a la política. Muchos consideran que la política es mala, pero en realidad los malos somos los seres humanos que no hemos sabido escudriñar el verdadero significado ideológico que tiene para alcanzar ciertos objetivos, enfocados siempre en resolver o minimizar problemas que tiene una sociedad o empresa. La política siempre debe estar encaminada en buscar el bien del colectivo y no valerse de ella para satisfacer necesidades individuales que en vez de contribuir en mejoras lo que hace es deteriorar la situación y hacer más vulnerables a las personas que confían en un colectivo, grupo o personas que en su momento manifiestan o prometen muchas cosas para ganar popularidad y en su defecto poder. Hoy, podemos observar que la política se ha convertido en un nombre o concepto mal utilizado, ya que los actores principales que llamamos políticos la tratan de manera superficial, convirtiéndola en lo que denominamos politiquería, desviándose totalmente del objetivo primordial que, como se dijo anteriormente, consiste en defender los derechos y buscar formas eficaces que permitan solucionar problemas; por tal motivo, la “política” se asocia con el concepto “corrupción”. Por otro lado, la politiquería utiliza los métodos de la política para su propio beneficio; por tal motivo, a veces nos confundimos, pero si nos enfocamos en el contexto de la política podemos hacer las distinciones entre ambos conceptos, por una parte la política es genuina y sistemática, se vale de estrategias sanas y métodos científicos, en cambio la politiquería trata de impresionar y busca siempre el desprestigio de sus adversarios, para sacar provecho individual. En muchas ocasiones escuchamos a la gente decir “no me gusta la política”, ya que la percepción que se tiene sobre ella es engañosa, traiciona, no cumple las promesas, es cínica y no escatima ni género ni situación para dañar a otros, con el fin de lograr su cometido, la realidad es que todo esto no es política sino politiquería.
Autor:
Mgter. Juanito Ortega Ríos