
Gaspar Octavio Hernández, uno de los más grandes poetas que ha dado la nación panameña, hijo de una humilde planchadora del arrabal santanero, apodado “El Cisne Negro”, con apenas veinticinco años de edad al momento de su muerte -1918- ya era considerado el más grande poeta panameño de inicios del siglo pasado. Hoy, se cumplen cien años, después de su ida, su Canto a la Bandera sigue siendo una de las piezas poéticas más emblemáticas y legado de nuestra nacionalidad. Gaspar Octavio Hernández, insigne escritor, poeta y padre del periodismo Nacional, nació en la capital el 14 de julio de 1893. Joven inteligente, autodidacta y dueño de una reputación merecida. Desde temprana edad su capacidad literaria fue apreciada como escritor y poeta. Muchos aseguran que de no haber fallecido tan joven, seguramente hubiera alcanzado el más alto nivel en la literatura panameña. Obras Colaboró con Ricardo Miró y Enrique Geenzier en las revistas "Nuevos Ritos" y "Estos y aquellos". Laboró en La Estrella de Panamá, participó en la dirección y redacción de casi todas las revistas literarias de su tiempo, llegó a ocupar el puesto de redactor jefe hasta su fallecimiento en las mismas oficinas de este medio impreso, muere el 13 de noviembre de 1918, a la edad de 25 años. Entre sus obras se destacan: “Ego Sum”; “Melodía”; “Cantares de Castilla del Oro”; “Canto a La Bandera”; “Cristo y la mujer de Sichar” (1916); “La copa de amatista”, libro póstumo, prólogo de Demetrio Korsi de 1923; Melodía del pasado; Iconografía(1915). Periodista Para el bardo nacionalista el periodismo era una expresión de cultura, de sensibilidad social y amor a la patria. Asumió como paradigma una conciencia ecológica que protegiese nuestra flora y fauna, así como nuestros recursos naturales, era su prioridad cívica. El intelectual vanguardista dirigió revistas, colaboró en otras y fundó el periódico ‘Prensa Libre' (1913). En una analogía con Pirandello, El Cisne Negro nació periodista. Hizo de la pluma un bisturí, una espada para denunciar las lacras sociales. Fue combativo, rebelde sin concesiones al poder establecido. Nada fue fácil para él, caminó por senderos de ortigas. El Cisne Negro fue el poeta de los marginados, del dolor. La temática patriótica y de protesta social encarnó su lírica. ‘El Canto a la Bandera' es un ícono de nuestra gesta por ejercer nuestra plena jurisdicción en todo el territorio nacional. Para el vate de ‘Ego Sum' la soberanía era una fuerza moral, él vivió la arrogancia del Coloso en el área canalera. Por eso, insistió en fortalecer nuestra conciencia como nación, con ejemplos decorosos y dignos que nutrieran el sentido de pertenencia que nos identifica. Fustigó la mentalidad de protectorado que dominó al Panamá político. En memoria al poeta, el 13 de noviembre se conmemora el Día del Periodista panameño. Como ciudadano Abordó con valentía y nobleza, en periódicos y revistas, incluso en su narrativa, la prostitución, la drogadicción, la pobreza, la paternidad irresponsable, la actitud carnavalesca que hace culto de la grandeza ficticia y, sobre todo, de la impunidad e inmunidad de ‘Don Dinero'. Denunció a los calibanes que especulan en todos los órdenes de los negocios. Censuró el istmo de fenicios, consumista y vano que desdeña lo propio al menospreciar los valores, tradiciones y cultura de una comunidad orgullosa de sus raíces. Consideró la educación como el pilar del progreso y sentido nacional, afirmó que lo que no se comprende, no se ama; lo que no se ama, se olvida. La educación debe intensificar su acción para dignificar y ennoblecer el carácter y emanciparnos de todos los prejuicios sociales y religiosos. Con mordacidad hace una parodia de la política panameña en su cuento Mama dedo. Antonio Izaguirre es el ejemplo del juega vivo en el país de los bellacos. Antonio comenta que para ser diputado o cualquier cosa, ¿acaso es necesario tener talento? Solo basta demostrar docilidad de carácter y fidelidad a los jefes de partido. ‘Yo no quiero ser diputado ni gobernador ni subsecretario. Voy a hacerme capitán de policía'. Participa en la tragicomedia electoral y se gana con astucia la placa de policía y les demuestra a todos que él no se chupa el dedo... Gaspar Octavio Hernández fue concejal del distrito capital de 1914 a 1916. Sus exposiciones como concejal en momentos de hacer memoria histórica y reconocimiento a ciudadanos ejemplares son muestra de una prosa culta y elegante.