
Hoy 9 de enero de 2022 conmemoramos los 58 años de los trágicos sucesos de 1964. Estamos reunidos en uno de los bastiones de las luchas por la soberanía nacional, la Universidad de Panamá. Este acto simbólico es para expresar nuestros respetos a los heridos de esa gesta patriótica que aún viven y honrar la memoria de los que murieron en esa batalla. También nuestro abrazo fraterno a los que han luchado por Panamá.
POR FAVOR, ME REGALAN PARTE DE SU TIEMPO PARA ESCUCHAR
“ALGUNOS RECUERDOS SOBRE LOS SUCESOS DE ENERO DE 1964”
La Federación de Estudiantes de Panamá (FEP) y la Unión de Estudiantes Universitarios (UEU) fueron actores fundamentales de los sucesos de enero de 1964 y la Universidad de Panamá fue la sede de estas dos organizaciones. Algunos autores sitúan los inicios de la FEP en el año 1922 y señalan que ya en 1944 estaba sólidamente establecida. Entre sus tareas naturales estaba organizar y fortalecer las asociaciones estudiantiles de las escuelas secundarias y exigir mejoras en la educación nacional. Como resultado de ese trabajo, entre 1956 y 1957, muchas escuelas secundarias reorganizaron sus asociaciones federadas.
La FEP convocó al V congreso extraordinario de federaciones estudiantiles, para el 12 de diciembre de 1957. Tuvo lugar en el Aula Máxima del Instituto Nacional. Su objetivo central era establecer las tareas con miras a recuperar la soberanía en todo el territorio nacional, entre ellas,
- luchar para acabar con el enclave militar norteamericano en la Zona del Canal,
- exigir la devolución del Canal Interoceánico a la República de Panamá.
- mejorar la educación nacional para que, entre otras cosas, una vez la administración del Canal pasara a manos panameñas, el país estuviese preparado para manejar el Canal, con responsabilidad, eficiencia, seguridad y espíritu de paz.
Víctor Ávila, un dirigente con profunda convicción nacionalista, coordinaba la FEP a finales de 1963 e inicios de 1964, durante los sucesos en cuestión. Lo acompañaban en su faena: Adolfo Ahumada, Eligio Salas, César Arosemena y Floyd Britton.
Por otro lado, justo el 18 de diciembre de 1963, Dídimo Ríos, Rector del Instituto Nacional, envió a su servidor una carta en la que certifica que, en votación democrática, se había escogido la nueva directiva de la Asociación Federada de estudiantes de dicho plantel (AFIN). En la contienda participaron las nóminas: Renovación Estudiantil Institutora (REI) y Vanguardia de Acción Institutora (VAI). Francisco Díaz fue elegido secretario General y su servidor, secretario de Organización. Ambos pertenecientes a la nómina REI. En el Instituto habían grupos activos que compartían objetivos similares entre ellos las juntas directivas entrante y saliente, la Asociación de Estudiantes Graduandos, el “Movimiento 12 de Diciembre” y las nóminas Renovación Estudiantil Institutora y Vanguardia de Acción Institutora.
NUESTRA MODESTA VERSION DE LOS HECHOS DE ENERO DE 1964.
Los estudiantes habíamos detectado la incompetencia de la clase política nacional frente al problema canalero y había que intensificar la lucha para lograr la reversión del Canal a la República de Panamá, su legítimo dueño.
El antecedente más influyente y cercano a los sucesos de enero de 1964, fue la firma del Acuerdo Chiari-Kennedy, el 7 de enero de 1963, como producto de varias luchas generacionales. Decía esencialmente, “donde fuese izada la bandera estadounidense por autoridades civiles e instituciones oficiales, dentro de la Zona del Canal, debía izarse al lado, en igualdad de condiciones, la bandera panameña”. El gobernador de la Zona del Canal, con información sobre la desobediencia de su gente a lo acordado, impartió órdenes de “no izar ninguna de las dos banderas en las escuelas de la Zona del Canal”. Los zonians desconocieron el acuerdo internacional y en particular, las órdenes del gobernador. Entre los infractores estaban estudiantes de la escuela secundaria de Balboa apoyados por sus padres. Conscientes del simbolismo que para los panameños significaba nuestra bandera, y a manera de provocación, izaron en diferentes ocasiones y lugares, la bandera de los Estados Unidos, sin que se hiciera lo propio con la panameña, incumpliendo el Acuerdo.
Los hechos fueron reportados por los periódicos panameños e investigados y confirmados por Guillermo Guevara, estudiante graduando, miembro de nuestro grupo REI y uno de los editores de nuestro órgano informativo “Impacto”. Los resultados de sus pesquisas generaron indignación estudiantil y a pesar de que había compañeros alterados, se pudo controlar la situación.
Era el final del año escolar 1963-1964, por lo que estábamos atareados por los exámenes finales y aún más ocupados estaban los de sexto año, pues preparaban su graduación. Sin embargo, los que habíamos sido elegidos miembros de la directiva de la AFIN éramos conscientes que habíamos adquirido responsabilidades y eso significaba compromisos. Ante lo complejo del problema canalero, habíamos acordado llegar a entendimientos de colaboración no solamente con la Directiva saliente, sino con la asociación de graduandos, la nómina VAI y el grupo “12 de diciembre”, respetando los principios de autonomía y pluralidad ideológica. Se trataba de trabajar como equipo. En ese sentido adoptamos posiciones comunes sobre la nación panameña y su derecho soberano en la Zona del Canal.
Había conciencia nacional como resultado
- de vivir en un contexto político regional y mundial de corte nacionalista,
- de lo aprendido sobre las luchas por la consolidación de la nación panameña y sobre el canal y su vergonzoso tratado, todo ello gracias a nuestras relaciones con la FEP y la UEU y el buen ambiente institutor,
- de la participación institutora comprometida con el rescate y difusión de la cultura nacional, para reafirmar nuestro ser nacional, por ejemplo, a través del Conjunto Típico del Instituto Nacional, llamado “Ritmos de Panamá” que dirigía con fervor patriótico Petita Escobar, el Orfeón Ricardo Zozaya, etc.
- de las explicaciones sobre los antecedentes históricos y geopolíticos de la nación panameña y del conflicto canalero brindadas por muchos profesores, entre los que con respeto recordamos a Carlos Arrieta de la Hoz, Ricaurte Soler, Diamantina de Calzadilla, Rosada Guerrero e Isaías García. Fueron un buen ejemplo para trasmitir a sus estudiantes ese espíritu de lucha generacional, para perfeccionar la nación panameña, heredado de las movilizaciones de los años 20, 47, 58 y 59.
Incluso, frente al Instituto Nacional, teníamos un recordatorio permanente del problema canalero, se trataba de la avenida 4 de julio que limitaba la ciudad de Panamá con el área ocupada por los “zonians” cuya definición para nosotros era: “colonia de extranjeros privilegiados que lucraban de los ingresos generados por el Canal de Panamá”.
Estábamos realmente colmados por la terquedad de los zonians de no cumplir con el acuerdo Chiari-Kennedy. Eso favoreció el nacimiento de una rápida y casi espontánea marcha de protesta, el 9 de enero de 1964, con la intención de izar la bandera panameña al lado de la estadounidense, en la escuela de Balboa y de esa manera hacer cumplir, al menos allí, los acuerdos bilaterales.
Para garantizar una asistencia mínima de estudiantes en la marcha, la convocatoria fue acordada de manera conjunta por la directiva entrante y saliente de la AFIN, la Asociación de Estudiantes Graduandos, la nómina VAI y el “Movimiento 12 de diciembre”. Debido a la dinámica del momento, conseguir muchos participantes como era costumbre en las marchas institutoras, no fue tarea fácil: era jueves 9 de enero casi final de semana, terminación del año escolar y, además, hora de salida de un colegio con doble turno. El hecho de que en el grupo inicial había miembros pertenecientes a más de una organización, favoreció la asistencia a la convocatoria.
Dos compañeros fotógrafos se ofrecieron para para tener testimonio gráfico de la marcha, ellos fueron Sergio Quirós, por los graduandos y Federico Nieto, por la AFIN. Se notificó de los objetivos de la marcha a diferentes instancias, como la prensa, la policía, la alcaldía, el Ministerio de Relaciones Exteriores, etc. Como secretario de organización fui a las oficinas de la AFIN a buscar el estandarte, símbolo de nuestra organización institutora y así mostrar públicamente nuestra presencia en la marcha. Los compañeros Guillermo Guevara y Francisco Díaz (acompañados por otros compañeros) fueron a la Rectoría del plantel a solicitar la bandera símbolo, que para todos representaba las luchas estudiantiles unitarias, pues fue utilizada por los institutores en 1947, durante el movimiento contra las permanencia y extensión, de bases militares norteamericanas en nuestro territorio.
A pesar de las circunstancias adversas, como la exagerada presencia de policías zoneítas en la ruta, marchamos pacíficamente hacia la escuela secundaria de Balboa.
Al pasar por la casa del Gobernador de la Zona del Canal y frente a su entrada, cantamos de manera ordenada y con fervor patriótico el himno nacional de Panamá.
Ya cerca de la escuela de Balboa, la policía canalera nos impidió continuar con nuestra marcha. Se iniciaron las negociaciones con la policía zoneíta y se lograron algunos acuerdos. Habíamos previsto que solo un número limitado de institutores podían ir hasta la base del mástil de la bandera a cantar el himno e izar la bandera. Aceptaron que se llevara la bandera, el estandarte de la AFIN y una pancarta.
Por ello desde el inicio de la marcha habíamos designado 6 compañeros que llevarían los símbolos para cumplir con el compromiso de que los escogidos fuesen estudiantes dentro de lo posible pertenecientes a las diferentes organizaciones y, además, del último año (sexto año). Cuatro portarían la bandera: Alcibíades Picota, César Villarreal, Inocencio García y Luis Vergara. Eligio Carranza el estandarte de la AFIN y Napoleón de Bernard la pancarta "Panamá es soberana en la Zona del Canal".
La mayoría de los estudiantes estábamos congregados, lejos del asta, el secretario general de la AFIN (a falta de micrófono y altoparlantes) nos pidió que le ayudáramos a explicar, por pequeños grupos, los pactos alcanzados (ver las fotos de los momentos en que su servidor explicaba los acuerdos a un grupo).
La delegación de jóvenes designados para la misión, al llegar al pie del mástil de la bandera fue agredida por los alumnos y padres de familia “zonians”, sin que su policía lo evitara. En las fotos se observa que los otros estudiantes , por estar retenidos por los policías de la Zona del Canal, veían las agresiones cometidas contra los compañeros que nos representaban, con indignación e impotencia.
Durante la agresión, desgarraron la bandera que era considerada una reliquia de la historia de los institutores. Con los sucesos de enero de 1964, dicha bandera pasó a ser un emblema nacional de la lucha por la soberanía. Con esa carga de simbolismo, el desgarre de la bandera se erigió en el detonante del disgusto contenido de los estudiantes.
Indignados y molestos nos regresamos hasta el cruce de las calles “Estudiante y Avenida de los Mártires”, cerca del Instituto Nacional y no fue tarea sencilla decidir cómo informar a la población, de manera eficiente y eficaz, sobre lo ocurrido en la escuela de Balboa para pedirle al pueblo su respaldo.
Para conseguir la meta, nos organizamos de la siguiente manera: un grupo fue a la única televisora del país llamada RPC, para dar un mensaje a la nación a través del noticiero vespertino, otro grupo fue a informar a los compañeros que todavía estaban en el Instituto Nacional y el tercer grupo fue a la Universidad de Panamá, para notificar de los hechos ocurridos a la Directiva de la Federación de Estudiantes de Panamá, FEP y también a la UEU. Las decisiones fueron acertadas porque al conocer de la agresión, el pueblo panameño respondió rápida, masiva, positivamente y en varias partes del territorio nacional, al llamado de los institutores a defender nuestra posición. En la ciudad de Panamá habían dos centros con gran concentración y actividad: un grupo frente al Instituto Nacional, en la Avenida de los Mártires y otro frente al Hotel Tívoli, en la plaza Cinco de Mayo.
La agresión norteamericana se extendió durante varios días. El 10 de enero, con el objetivo de apoyar la petición nacional de ruptura de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, la AFIN como organización, se unió en la plaza Cinco de Mayo a la gran marcha convocada por los universitarios, en dirección de la presidencia. En una de las fotos tomada ese día y publicada por la revista LIFE, su servidor lleva el estandarte de la AFIN. Por su difusión mundial, varios ejemplares de esa revista reposan en muchas bibliotecas del mundo.
Reconocemos la labor de muchos patriotas que nos apoyaron públicamente en esos días, entre ellos Carlos Iván Zúñiga y Thelma King, esta última viendo los muertos del lado panameño, convocó a una marcha de mujeres para solicitar armas al gobierno y así enfrentar la agresión.
Días después de los sucesos, fuimos citados a las oficinas de la policía secreta denominada DENI, que tenía unos locales al lado de la Lotería Nacional, con el objetivo de responder a una indagatoria sobre nuestra participación en la gesta de enero de 1964. Nuestro testimonio debe reposar en sus archivos.
Por otro lado, el Consejo de la OEA designó una Comisión General investigadora de los sucesos que, a su vez, nombró una Delegación Especial compuesta por los embajadores de Brasil, Costa Rica, México, Uruguay y Paraguay, que del 11 al 18 de febrero de 1964 se trasladó a Panamá a recabar pruebas sobre la agresión. Nos citaron en el Hotel Panamá y allí me encontré con Sergio y Sebastián Quirós, Francisco Díaz y César Villarreal. Esta Comisión presentó un informe que suponemos reposa en los archivos de la OEA.
Como secretario de organización de la AFIN, guardé la inmensa correspondencia mundial recibida en solidaridad con los institutores, expresada por las distintas organizaciones, recibida de todos los continentes. Entregué formalmente esos telegramas y cables recibidos, a la Rectoría del Instituto Nacional, para que reposaran en la biblioteca de dicho plantel, como testimonio histórico del apoyo a nuestra causa, durante los sucesos de 1964.
Pero allí no terminaba la lucha por la soberanía. Cada uno de nosotros debía encontrar una trinchera para seguir trabajando en pro de la soberanía. En mi caso, los sucesos de enero trastocaron el calendario escolar. De marzo de 1964 en adelante cursé el quinto año y en 1965 el sexto año. Para culminar, en 1965 hubo dos graduaciones, una al inicio y otra al final.
Después de mucho esfuerzo para lograr una de las seis becas de puesto de honor y poder seguir estudiando, obtuve el primer puesto de la II promoción de 1965. Ante las autoridades educativas nacionales, principalmente el ministro de Educación, representante del gobierno panameño y los embajadores de los Estados Unidos y Francia, expresé el sentir y la exigencia de parte de los institutores sobre la necesidad de mejorar la educación nacional y adoptar una nueva y patriótica política frente al Canal de Panamá reclamada por todos los panameños. Ya no solamente había que luchar por la izada de banderas, sino desalojar de la Zona canalera al ejército estadounidense y derogar el Tratado del Canal. Planteamos que “Juventud y Educación”, es una mancuerna y la educación debía ser una prioridad del estado. Debíamos prepararnos para la administración y manejo del Canal. El Dr. Ricaurte Soler publicó ese discurso en la revista Tareas No 18, 1967.
En mayo de 1966 fui a estudiar a Francia, licenciatura en física con beca por puesto de honor y préstamo del IFARHU. Allá, luego de obtener el título de licenciado, el gobierno francés me becó para la maestría en campos y partículas y el doctorado en física nuclear de altas energías.
A mi regreso al país, en 1974, después de concluir mis estudios de doctorado, inicié labores como profesor en la Universidad de Panamá. En esta institución había un programa de apoyo a la formación de ingenieros náuticos, cadetes de máquinas y de cubierta, bajo la responsabilidad de la Escuela Náutica, administrada por el Ministerio de Educación y cuyo objetivo principal era formar los cuadros, cadetes ingenieros náuticos, para trabajar como capitanes pasa barcos, en el Canal y además surtir la vocación marítima de la República y su flota registrada. El apoyo de la Universidad de Panamá consistía en suministrar profesores en las áreas donde no había suficientes profesionales para atender la demanda, por ejemplo física aplicada. Junto con otros colegas de la Universidad, nos adherimos a ese programa de apoyo.
Finalmente, la política nacionalista para la derogatoria del tratado, solicitada al gobierno por el pueblo panameño, la asumió el General Omar Torrijos y se concretó en los nuevos tratados Torrijos-Carter (1977). Mediante esos acuerdos, las bases militares se desmantelaban y Panamá asumía el manejo del Canal de Panamá y sus áreas adyacentes. Igualmente, Panamá debía informar a la comunidad internacional si asumía los otros compromisos complementarios sobre el canal en particular la defensa del canal ya que era un punto estratégico en una guerra, función que realizaba el ejército de los Estados Unidos. Pero Panamá no tiene ejército.
Hoy hay por lo menos dos elementos concretos ligados a la defensa del canal, el tratado de neutralidad y el tratado TPCEN el cual tiene una red mundial de vigilancia para garantizar el cumplimiento de uno de tres pilares de la paz mundial, la prohibición de los ensayos nucleares. El objetivo central del tratado es evitar los ensayos nucleares como elemento que sirve de preparación a la catastrófica guerra nuclear. Una guerra con armas nucleares sería destructora y el Canal es considerado por muchos, uno de los objetivos claves a destruir en una guerra mundial. Además, los ensayos contaminan todo el planeta con radiación ambiental que es muy dañina.
ANTECEDENTES DE LA UBICACIÓN DE LA ESTACION RN50 DEL TRATADO TPCEN
Cuando todavía estaban los Estados Unidos administrando el Canal y su Zona adyacente, a nivel mundial se negoció el Tratado TPCEN el cual asignó a los Estados Unidos la instalación y mantenimiento de la estación RN50, en la base militar del ejército de los Estados Unidos, en las coordenadas geográficas 8,9° N, 79,6° W, que correspondía a la base de Howard en Panamá
La RN50 es una de las cuatro estaciones de radionucleidos que vigila el cumplimiento del tratado en América Central y el Caribe. Inicialmente dos de ellas asignadas a los E.E.U.U. y dos a Francia, ambos países nucleares, para ser administradas por sus ejércitos debido al control y la reserva que requieren.
Había una la Comisión Nacional para hacer la inspección de ciertos bienes revertidos, dirigida por el Dr. Rodrigo Noriega. Con la reversión del Canal, Panamá debía indicar si asumía la responsabilidad de la estación RN50 o permitir a los Estados Unidos continuar con la instalación y manejo de la estación en territorio de Panamá, como hospedero de la Estación, en Howard (donde estaba una de las bases militares del ejército de los Estados Unidos). Eso apareció en la bitácora y Panamá debía, con urgencia, decidir si asumía la responsabilidad señalada de ser el hospedero de la estación RN50 o la administraba los Estados Unidos como había sido el acuerdo original. Su servidor, habiendo participado en la gesta del 9 de enero, con la formación académica correspondientes y, para ser consecuente con esa lucha, defendió la posición de que Panamá asumiera la responsabilidad de la instalación y administración de la estación RN50. Por razones de especialidad (Física Nuclear) la Universidad de Panamá, como organismo nacional con los especialistas de la más alta calificación en el área nuclear, era la institución llamada a aceptar esa responsabilidad a nombre del estado panameño, es decir ser hospedero de la estación. A solicitud del Ejecutivo, El Consejo Administrativo de la UNIVERSIDAD DE PANAMA, patrióticamente, nos respaldó en asumir el compromiso y su servidor como universitario y para ser consecuente con su pasado, asumió como director la responsabilidad de la RN50, dentro de la normativa del Tratado.
A través de la estación RN50 y a nombre de la Universidad de Panamá, dentro de la normativa del tratado, apoyamos la vigilancia mundial para evitar los ensayos nucleares lo que apoya la seguridad del Canal, sus áreas adyacentes, así como del país y la región. Con ello demostramos activamente que somos neutrales, no queremos guerras. Además, la estación permite detectar el intento de paso de naves a través de la vía con fugas de material radiactivo. Esa detección previa permite evitar el paso de esas naves y con ello el riesgo en el que se pondría la salud de los habitantes de la rivera canalera, entre ellos los habitantes de la ciudad de Panamá. Igualmente, vigilamos algunos parámetros que indican contaminación ambiental. Esto lo hacemos desde el año 2001.
En ese sentido, exhortamos a los jóvenes panameños y particularmente los universitarios, graduados y por graduar, a asumir compromisos nacionales, por ejemplo, sacar Panamá del subdesarrollo.
Hoy, 9 de enero de 2022, conmemorando el aniversario número 58 de la gesta del 1964 y honrando los muertos y expresando nuestros respetos a los heridos, queremos decirles a nuestros mártires, que esta institución, la UNIVERSIDAD DE PANAMÁ, está cumpliendo con el mandato que, con su sacrificio, ustedes nos asignaron: honrar la patria.
MUCHAS GRACIAS